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La universidad no es “fake news”

Artículo del Profesor de la Facultad de Óptica y Optometría, Genís Cardona, publicado en el Diari de Terrassa
La universidad no es “fake news”
GENÍS CARDONA Profesor de la Facultad de Óptica y Optometría de Terrassa (FOOT) de la UPC

"Aunque este artículo no lo lea hasta bien entrado en el 2024, lo empiezo a escribir a finales del 2023. Ayer era el día de los Santos Inocentes."

Como cada año, me entretuve un rato en revisar los titulares de la prensa escrita, las noticias de la tele, las sartas de la red antes conocida como Twitter, para descubrir inocentadas y admirar la ingenuidad de redactores y creadores de contenido . Desde hace unos años, cada vez me cuesta más identificar a las inocentadas, distinguir la ficción de la realidad, la información veraz de la simple facecia. El asalto continuo de noticias falsas (“fake news”, si lo prefiere) y la generalización de los titulares pesca clics (“clickbait”, si lo prefiere) hace que la inocente inocente de toda la vida se disuelva en este miasma como un microplástico en el océano, a menos que leamos sobre el adelantamiento a los 55 años de la edad de jubilación.

Cuando yo estudié la Diplomatura de Óptica, todavía en el edificio modernista de Modesto Feu y Estrada de la cabeza de la calle Colón, si un profesor nos encargaba un trabajo, nos instalábamos en la biblioteca y buscábamos información en libros y revistas. Actualmente, en la biblioteca del Campus de Terrassa existe un fondo documental físico y digital más extenso que nunca, pero los y las estudiantes, enfrentados a la tarea de buscar recursos para redactar el trabajo, cuentan con una biblioteca mucho más extensa todavía, inalcanzable , al alcance de su mano, literalmente.

Si somos más o menos expertos en un determinado ámbito del conocimiento, y navegamos por el miasma de las redes en particular, y de Internet en su conjunto, teóricamente deberíamos disponer de ciertas herramientas, de un cierto espíritu crítico, para evitar los arrecifes, los anzuelos parados y las trampas. Sin embargo, una persona en formación a menudo carece de estas herramientas y de este espíritu, ya que, precisamente, la formación consiste en dar forma a estas cualidades y experiencias.

Una herramienta de búsqueda de información “online” de reciente incorporación, pero de uso ya general, son los bots conversacionales basados en inteligencia artificial, el ChatGPT, para llamar al más conocido. El término conversacional no es gratuito. Así como un buscador tradicional (Google, por decir un nombre) nos da un listado de páginas web donde podemos buscar información, el ChatGPT hace este trabajo por nosotros, busca dentro de toda la información disponible “online” (o, al menos , dentro de aquella empleada por su entrenamiento), y nos la presenta ordenada, perfectamente redactada en un par o tres párrafos, preparada para copiar y enganchar a nuestro trabajo. Además, utiliza un lenguaje tan coloquial, y tan seguro de sí mismo, que nos impulsa a creer, punto por punto, todo lo que nos dice.

Un estudio recientemente desarrollado en la Facultad de Óptica y Optometría de Terrassa (FOOT) de la UPC consistió en determinar lo fiable que era el ChatGPT para responder a varias preguntas sobre cuidado de la salud visual, lentes de contacto y baja visión. Cada respuesta fue valorada por un grupo de expertos y un grupo de estudiantes. Como es lógico, los y las estudiantes consideraron más acertadas las respuestas que los expertos, pero en todos los casos se puso de manifiesto que el ChatGPT era demasiado humano, es decir, se inventaba a menudo lo que no sabía, buscaba dentro del miasma, pero no sabía distinguir la evidencia científica fiable de las fake news. Pero lo explicaba tan bien que nos lo creíamos, nos presentaba las mentiras tan bien envueltas de verdades que nos tragábamos como cierto, sin ser conscientes de ello, el nombre de un arquitecto, unos párrafos más arriba.

Si el espíritu crítico siempre ha sido importante, clave de la formación universitaria, ahora lo es más que nunca. Dotado de toda la información disponible, ahora es necesario que el estudiantado conozca el mapa para navegar el miasma informativo, para evitar arrecifes y monstruos marinos, y para llegar al buen puerto del conocimiento veraz. El profesorado tiene ante sí un reto ingente, en constante evolución, muy divertido y, si se hace con ilusión, muy satisfactorio.

Lea AQUÍ el artículo en el Diari de Terrassa